"Sisters", Brian Eno, 2017, Generative music
En la medida en que dos discos ambient generativos pueden ser "diferentes", "Sisters" es muy diferente a "Reflection", si bien -cuenta Eno- el algoritmo que los generó es más o menos el mismo. ¿De qué va la diferencia, entonces? La pregunta nos lleva irremediablemente a otra: ¿qué hace que una pieza musical sea diferente de otra? La respuesta es engañosamente fácil: las melodías (¿cuántas melodías posibles hay, por otro lado?), el juego armónico, el tempo, los timbres, las letras si las hay, los juegos conceptuales, la imagen de los músicos. Parece una perogrullada, sin duda, pero si no tenemos melodía (o la tenemos pero a modo de figuras entrevistas en nubes o en manchas de humedad, como si operara una suerte de pareidolia sonora) y si la armonía es más o menos accidental o azarosa, y si con ambas cosas parece no decirse nada en particular -en el sentido de que en el paradigma expresivo el artista "expresa" o "dice" algo que de alguna manera preexiste a la obra concreta: algo de su experiencia, de su interioridad, etc-, una pieza ambient generativa ya no puede diferenciarse de otra de esa manera; ahí entran en juego, naturalmente, las texturas creadas, los timbres, los sonidos. 8 horas de un algoritmo que reitera y reconstruye y varia "Music for airports" no debería ser del todo distinguible de uno que generara 8 horas de "Reflection" o "Lux", salvo, es decir, por las texturas. Cada pieza, entonces, se vuelve el vehículo de una textura, de una forma acostada en el tiempo. En ese sentido, entonces, "Sisters" y "Reflection" son muy diferentes: hay algo de maderas, si se quiere, de sonidos que parecen más físicos o naturales en "Hannah" (la primera pieza del álbum), algo más cristalino en "Irial", una resonancia más profunda en "Darla" y una rugosidad o disonancia más marcada en "Anya"; las cuatro piezas -inevitable pensar "las cuatro hermanas"- están hechas de los mismos sonidos, pero en su interacción y sus ubicaciones en el espacio sonoro convocan "personalidades" diferentes, si se escucha el álbum desde esa perspectiva. Pero, a la vez, las cuatro piezas son básicamente "iguales": las cuatro se mueven en un oleaje delicado, en una recurrencia difusa; las cuatro, en sus momentos más diferenciables (en sus acontecimientos, digamos) parecen evocar eventos sumergidos en la niebla (por usar un hermoso título del propio Eno): una niebla extensa y persistente, que es, en última instancia, el ambiente convocado por el álbum y en el que la lectura basada en el título podría colocar la historia de esas cuatro hermanas -pero eso si quisieramos dar a esta música aquello que parece en principio rehuir: una narrativa. Acaso sea inevitable.
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