"Raising sand", Alison Kraus & Robert Plant, 2007, Rounder/Universal/Decca
Robert Plant se las ha arreglado para mantener una carrera solista interesante, y su dúo con la violinista y cantante de country y bluegrass Alison Krauss fue una de las mayores y mejores sorpresas ofrecidas en su momento. Desde la discografía de Plant cabe pensarlo como un disco de covers -no hay composiciones suyas salvo "Please read the letter", uno de los mejores momentos del álbum y compuesta junto a Jimmy Page y los miembros de la banda reunida para los proyectos del par Page/Plant en sus encarnaciones noventeras-, o acaso, mejor, como un disco de Alison Krauss para el que fueron elegidas las canciones atendiendo a los gustos musicales de su vocalista invitado. No hay mucho violín, sin embargo -y Krauss es una virtuosa del instrumento-, pero cuando aparece (en tres canciones, de hecho) se lo disfruta especialmente.
Una de las mejores versiones incluidas es la de "Trampled rose", compuesta originalmente por Tom Waits y Kathleen Brenan. La canción se apoya en un clima sutil y oscuro, con sus arpegios de guitarra acústica y su percusión mínima, que va cobrando mayor protagonismo hacia el final. Es, ante todo, una ocasión para que Krauss luzca su voz bellísima y su talento como vocalista, y en ese sentido parece más que oportuno que Plant se haya abstenido de participar.
El dúo funciona especialmente bien, de todas formas, cuando ambos vocalistas cantan en armonía, apoyándose el uno en el otro. Acaso el mejor ejemplo sea "Rich woman", un rockabilly apenas bluesero impecable (compuesto originalmente por Dorothy LaBostrie y Li'l Millet y grabado por este último -con su banda The Creoles- en 1955) en que Plant y Krauss suenan contenidos al máximo, casi susurrando los versos de la canción.
La producción -a cargo de T Bone Burnett- propone un sonido cálido y cuidado, que funciona especialmente bien detrás de las performances más medidas de Plant, así como también permite brillar a los músicos invitados (y Marc Ribot en guitarra, banjo y dobro siempre da en el blanco).
Todas las canciones complacen al oyente y ninguna, o casi ninguna -las excepciones podrían ser "Sister Rosetta goes before us", "Trampld rose" y "Nothin'"-, le demanda más de lo que cabe pensar para un álbum relajado, que presenta a dos cantantes seguros de sí mismos y pasándola bien dejando que sus voces se acaricien la una a la otra, lo cual funciona mejor en las canciones de tempos más lentos: "Killing the blues", "Through the morning, through the night" (otro gran ejemplo del funcionamiento del dúo, con momentos en que Krauss armoniza consigo misma y Plant aporta las notas bajas de la armonía), la ya mencionada "Please read the letter" (que logra superar a la versión de Page & Plant, contenida en el menospreciado "Walking into Clarksdale", de 1998 ), "Stick with me baby" (posiblemente la menos interesante del disco),y la más abiertamente country/folk "Your long journey", que cierra bellamente el álbum. O, además, en el momento más melancólico, la sobrecogedora "Polly come home", de Gene Clark.
Pero en el corazón de Plant el que manda es el rock'n'roll, y su impulso filológico (ya notorio en las épocas de Led Zeppelin y los extensos medleys incorporados a "Whole lotta love") sin duda debía aparecer representado; así, "Gone gone gone" (de The Everly Brothers) ofrece el momento más rockabilly del disco, con todos los trucos del libro del dios dorado del rock. Otro buen ejemplo de esta zona del disco es "Fortune teller" (compuesto por Allen Toussaint, grabado por primera vez por Benny Spellman y convertido en clásico por The Rolling Stones), que incluye el mejor solo de guitarra del álbum (a cargo de Marc Ribot).
Otra de las piezas sobresalientes y más sui generis (en última instancia, ¿no es esa actitud ecléctica otra de las especialidades de Robert Plant) es la impresionante "Nothin'", densa y oscura, pródiga en distorsión y en ritmos hipnóticos y dueña de la performance de violín (fiddle, mejor dicho) más escalofriante del álbum. Vocalmente es el mejor momento del Plant contenido y "perfil bajo", al borde del crooner; oportunamente -como pasaba en "Trampled rose"-, la otra mitad del dúo opta por permanecer al margen.
Hay que mencionar "Sister Rosetta goes before us", una suerte de tarantela trasplantada a los pantanos de Luisiana, llevada adelante mayoritariamente por Krauss (con Plant armonizando en backing vocals) acompañada por su propio violín y por el banjo minimalista de Ribot.
Un gran álbum, en síntesis, y una colaboración que no tuvo la oportunidad de repetirse y desvanecerse; Plant y Krauss, después de "Raising sand" colaboraron únicamente en una gira (durante 2008) en la que sonaron canciones del disco, otros clásicos del repertorio blues, folk y country y algunas canciones de Led Zeppelin magnificamente reescritas en esta estética sonora.
Una de las mejores versiones incluidas es la de "Trampled rose", compuesta originalmente por Tom Waits y Kathleen Brenan. La canción se apoya en un clima sutil y oscuro, con sus arpegios de guitarra acústica y su percusión mínima, que va cobrando mayor protagonismo hacia el final. Es, ante todo, una ocasión para que Krauss luzca su voz bellísima y su talento como vocalista, y en ese sentido parece más que oportuno que Plant se haya abstenido de participar.
El dúo funciona especialmente bien, de todas formas, cuando ambos vocalistas cantan en armonía, apoyándose el uno en el otro. Acaso el mejor ejemplo sea "Rich woman", un rockabilly apenas bluesero impecable (compuesto originalmente por Dorothy LaBostrie y Li'l Millet y grabado por este último -con su banda The Creoles- en 1955) en que Plant y Krauss suenan contenidos al máximo, casi susurrando los versos de la canción.
La producción -a cargo de T Bone Burnett- propone un sonido cálido y cuidado, que funciona especialmente bien detrás de las performances más medidas de Plant, así como también permite brillar a los músicos invitados (y Marc Ribot en guitarra, banjo y dobro siempre da en el blanco).
Todas las canciones complacen al oyente y ninguna, o casi ninguna -las excepciones podrían ser "Sister Rosetta goes before us", "Trampld rose" y "Nothin'"-, le demanda más de lo que cabe pensar para un álbum relajado, que presenta a dos cantantes seguros de sí mismos y pasándola bien dejando que sus voces se acaricien la una a la otra, lo cual funciona mejor en las canciones de tempos más lentos: "Killing the blues", "Through the morning, through the night" (otro gran ejemplo del funcionamiento del dúo, con momentos en que Krauss armoniza consigo misma y Plant aporta las notas bajas de la armonía), la ya mencionada "Please read the letter" (que logra superar a la versión de Page & Plant, contenida en el menospreciado "Walking into Clarksdale", de 1998 ), "Stick with me baby" (posiblemente la menos interesante del disco),y la más abiertamente country/folk "Your long journey", que cierra bellamente el álbum. O, además, en el momento más melancólico, la sobrecogedora "Polly come home", de Gene Clark.
Pero en el corazón de Plant el que manda es el rock'n'roll, y su impulso filológico (ya notorio en las épocas de Led Zeppelin y los extensos medleys incorporados a "Whole lotta love") sin duda debía aparecer representado; así, "Gone gone gone" (de The Everly Brothers) ofrece el momento más rockabilly del disco, con todos los trucos del libro del dios dorado del rock. Otro buen ejemplo de esta zona del disco es "Fortune teller" (compuesto por Allen Toussaint, grabado por primera vez por Benny Spellman y convertido en clásico por The Rolling Stones), que incluye el mejor solo de guitarra del álbum (a cargo de Marc Ribot).
Otra de las piezas sobresalientes y más sui generis (en última instancia, ¿no es esa actitud ecléctica otra de las especialidades de Robert Plant) es la impresionante "Nothin'", densa y oscura, pródiga en distorsión y en ritmos hipnóticos y dueña de la performance de violín (fiddle, mejor dicho) más escalofriante del álbum. Vocalmente es el mejor momento del Plant contenido y "perfil bajo", al borde del crooner; oportunamente -como pasaba en "Trampled rose"-, la otra mitad del dúo opta por permanecer al margen.
Hay que mencionar "Sister Rosetta goes before us", una suerte de tarantela trasplantada a los pantanos de Luisiana, llevada adelante mayoritariamente por Krauss (con Plant armonizando en backing vocals) acompañada por su propio violín y por el banjo minimalista de Ribot.
Un gran álbum, en síntesis, y una colaboración que no tuvo la oportunidad de repetirse y desvanecerse; Plant y Krauss, después de "Raising sand" colaboraron únicamente en una gira (durante 2008) en la que sonaron canciones del disco, otros clásicos del repertorio blues, folk y country y algunas canciones de Led Zeppelin magnificamente reescritas en esta estética sonora.
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