"The tamburas of Pandit Pran Nath", LaMonte Young y Marian Zazeela, Just Dreams, 1999


No es fácil encontrar información clara acerca de "The tamburas of Pandit Pran Nath", del pionero del minimalismo y gurú sesentero LaMonte Young junto a Marian Zazeela; abundan referencias a grabaciones probablemente diferentes y también historias distintas de grabación, fechas y detalles; lo cierto es que en 1999 el sello Just Dreams editó un CD con el título mencionado y que consiste en una hora y trece minutos (es decir más o menos todo el tiempo que permite en CD) de dos tamburas sonando ininterrumpidamente. El efecto es por supuesto el de la música drone, y del mismo modo que con "What" (1968), de Folke Rabe, parte de la atención que cabe enfocar en esta pieza pasa por los sutiles cambios de textura que impone la fluctuación microtonal en la afinación, que en el caso del disco de LaMonte Young opera como homenaje a la técnica de canto del aludido en el título Pandit Pran Nath, una de las figuras fundamentales de la música india en el siglo XX. Si seguimos la estela de aquella célebre tarde de convalescencia de Brian Eno y escuchamos "The tamburas..." con el volumen lo suficientemente bajo como para que el sonido se convierta en un elemento más en la habitación, junto al de la lluvia, al murmullo de la calle muteado por paredes y ventanas y al de los zumbidos de una computadora, lo grabado en el álbum pronto trasciende lo que podamos pensar como música o como un sonido cargado de intencionalidad, tan distinto y nuevo como oportunidades en las que se lo escucha y lugares y tiempos en los que suene; pero si prestamos más atención los ciclos de las tamburas y los cambios en la afinación revelan burbujas de significado que se agitan como los miles de universos posibles en el comienzo de aquel cuento de Arthur Clarke. Sin duda, a la vez, hay un estado mental -alcanzable acaso via meditación- en el que estas mínimas fluctuaciones y ciclos revelan patrones de los que cabe -desde alguna concepción general del universo- extraer sentidos acaso trascendentes o trascendentales; o, de manera más trivial y down-to-earth, un ambiente o atmósfera adecuado para la concentración, para la awareness del presente. Como experiencia sónica, en cualquier caso, los armónicos y las minireverbeeraciones de las tamburas crean una textura única, una superficie cristalizada con miles de detalles que, como si de espejismos se tratara, convocan pequeñas melodías y pulsos de ritmo.

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