"Ricochet", Tangerine Dream, 1975, Virgin.

Se trata, a una primera audición, de una exploración del sonido de la llamada "escuela de Berlín" de música electrónica, de la que Tangerine Dream podría considerarse la banda fundadora (o, al menos, una pionera), pero el uso de guitarras (reales y sintetizadas) y la predominancia de un riff especialmente insistente y amenazante (declarado tempranamente en la primera parte pero retomado en varias ocaciones), que entra y sale del paisaje sonoro creado por los sintetizadores y los secuenciadores, logra aportar -junto a la inmediatez de la percusión- una cierta urgencia y dinamismo en principio ausente de trabajos anteriores como el bellísimo "Phaedra" (1974); o, dicho de otro modo, "Ricochet" es electrónica ambient con un borde muy rock.
Eso es especialmente notorio en la primera parte, equivalente a la cara A del vinilo original. La segunda explora una sensibilidad un poco diferente, que va desde el ambient de pulsos secuenciados tan característico de la banda a momentos de verdadero dark ambient, que parecen acercarse al trabajo seminal de Kluster y a algunos de los momentos más oscuros de Cluster y Eno. En cualquier caso, el Tangerine Dream de este disco está cerca de su cenit, y si bien nunca volvería a sonar exactamente así en la década de 1980 ahondaría en los polirritmos que parecen configurarse mágicamente en algunos momentos específicos de su séptimo álbum. Es, por cierto, un disco ineludible para todos los interesados en la historia y la prehistoria de la música electrónica y el ambient.
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