"Nightfall in Middle-Earth", Blind Guardian, 1998, Virgin/Century Media
No hay que esperar mucho en el sexto álbum de estudio de Blind Guardian para entender que la propuesta ya quedó planteada y no habrá mayores cambios. La textura rápidamente queda expuesta en su contrapunto de guitarras con melodías de resonancias celtas, sus coros, sus detalles de teclados con timbres relativamente new age y, sobre todo, la potencia épica del power metal. Está también, por supuesto, el detalle nada menor de la minuciosidad con la que "Nightfall in Middle-Earth" recuenta "El silmarillion", la obra maestra de J.R.R.Tolkien, tanto desde las letras de las canciones como desde episodios de texto declamado sobre efectos de sonido que construyen miméticamente lo narrado, batallas en particular. Y así, si bien el disco transcurre en sus 65:29 sin sorpresas, el interés y la fascinación encuentran un punto de partida renovado continuamente; es decir: después de que todo queda planteado, es en la belleza épica de las melodías termina por atrincherarse el goce estético.
Es cierto que todas las piezas ofrecen un bellísimo trabajo melódico, pero las que destacan son, sencillamente, asombrosas, generalmente desde sus estribillos. Así cabe mencionar el de "Into the storm" (donde se cuenta la retirada de Morgoth y Ungoliant de Valinor después de destruir los Árboles), la cualidad trovadoresca de "Nightfall" (el lamento de Fëanor y sus siete hijos por la muerte de su padre Finwë, con el consiguiente juramento de venganza y la declaración de que "The doom of the Noldor drew near") y "Battle of sudden flame" (la ruptura del sitio de Angband por los balrogs y los dragones de Morgoth), el de "The curse of Feanor" y sus momentos de metal más brutal, el de "Mirror mirror" (la construcción de la ciudad de Gondolin por Turgon), las estremecedoras "Noldor (dead winter reigns)" (el terrible pasaje del Helcaraxë y la profecía de Mandos), y el momento indudablemente Queen de "The Eldar" (la muerte de Finrod Felagund).
Sin duda que el álbum reclama ser pensado desde lo literario, y en ese sentido está clarísimo que el sonido épico y dramático -a la vez que voluptuosamente virtuosístico y lleno de detalles melódicos- parece cercano al relato (los relatos) que le sirve de inspiración. ¿Es atractivo "Nightfall in Middle-Earth" si se abstrae el interés (para algunos, entre los que entusiásticamente me cuento) de la obra de Tolkien? En principio no creo que reclame tal cosa: no hay nada en el álbum que pida independencia desde el modelo literario y, de hecho, la propuesta es más bien la contraria: la tapa, con su danza de Luthien frente a Morgoth, y la cercana reconstrucción de la(s) trama(s) del referente literario hablan más bien de una traducción, una reconstrucción musical. Es imposible no leer el disco desde allí, y por eso mismo, más allá de la evidente buena factura de ciertos estribillos, melodías, climas y arreglos, el de Blind Guardian no es un logro menor. Sin duda que "El silmarillion" podría adatarse en una gran variedad de lenguajes musicales, sin duda que cabe prescindir del metal y de la cualidad ligeramente cartoonish (propuesta ya desde la tapa) que el obvio manejo de las intensidades épicas implícito en esta decisión de género termina por imponerle a la propuesta, pero ello no implica ni por asomo que "Nightfall in Middle-Earth" no sea una opción no sólo válida sino también, y especialmente, fascinante.
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