"Hot rocks", The Rolling Stones, 1971, Decca


Hay compilados que hacen historia. Para mi generación (me gusta aclarar que por "mi generación" me refiero ante todo a mi grupo de amigos a principios de los 90s, a lo sumo a la clase media barrial montevideana) fueron especialmente importantes, en un examen rápido, "Big ones" (1994), de Aerosmith, el doble "The best of The Doors" (1986) y "Jump Back" (1993), de The Rolling Stones. De alguna manera, esos tres -y otros tantos que no menciono ahora- sirvieron para definir un campo de posibilidades acerca de cierto rock clásico que era menester conocer (o, en el caso de Aerosmith, una suerte de reaparición de ese rock clásico en un contexto más reciente).
En el caso de los Stones, lo curioso era que "Jump Back" (que lleva el subtítulo '71-'93) no incluía "Satisfaction". Y eso, por supuesto, era raro. Muchos, entonces, optamos -antes de explorar a fondo los álbumes- por "Hot rocks" como una buena muestra de la música de los Rolling Stones durante la década de 1960. La edición en CD que manejábamos entonces (Decca, 1985) dividía ese compilado -aparecido originalmente en 1971- en dos discos separados, "Hot rocks 1" y "Hot rocks 2"; eran dos momentos bastante diferenciables -hasta para quienes entonces apenas sabíamos algo de la discografía de los Stones-: el disco dos se centraba en los dos últimos y mejores discos de los sesentas para la banda ("Beggars banquet" y "Let it bleed"), e incorporaba los ineludibles singles "Jumpin' Jack Flash" (ninguna versión supera esta original de estudio) y "Honky tonk women" (idem x 100), y traía también "Brown sugar" y "Wild horses", que habían sido grabadas mientras los Stones seguían bajo el contrato con Decca. Pero lo más raro del disco dos era "Midnight rambler" en la versión tomada de "Get yer ya-ya's out", el disco en vivo de 1970: larga (9:05), fea, con un sonido rugoso y opaco, al principio era demasiado y pronto se volvía irresistible, casi un loop eterno de puro groove, con la voz de Jagger resonando desde las cavernas bajo New York.
El disco 1 representa ahora para mí una suerte de momento prousteano en que puedo sentir el "rumor de las tierras atravesadas" y saberme tan diferente musicalmente a quien fui en 1993 o 1994, en gran medida porque basta con escucharlo completo para entender que lo que menos me gustaba entonces -y llegaba a saltear- es casi lo que más me interesa a hora. O quizá no tanto, pero sí recuerdo que detestaba "Under my thumb" (ahora me parece una atmósfera bellísima y un sonido tan cristalino que no parece Stone) y que salteaba "Heart of stone" y "Play with fire", y que ahora me encanta ese atisbo de pop barroco después explorado más a fondo en "Lady Jane", canción que, supongo, no fue incorporada a "Hot rocks" porque ya estaba en "Flowers", también un compilado, aunque sí fue a parar a "More hot rocks (big hits & fazed cookies)". El corazón del disco, en cualquier caso, está en la seguidilla "Get off of my cloud", "Mother's little helper" y "19th nervous breakdown", con su suciedad extrema y su rock vertiginoso para la época y supongo que de alguna manera para siempre. Y entre estos tres temas sonaba "Satisfaction" (antes) y "Paint it, black" (después), lo cual completaba la imagen o, al menos, lo que necesitabamos de la imagen. Eso eran los Stones, y pasaba también por "Hot rocks 2" y por "Jump back". Explorar más -como al menos yo terminé haciendo- implicaba comprobar la persistencia de esa esencia y dar con joyas ocultas y sorpresas... lo que, pese a que no frecuento tanto a los Stones ahora, sigue siendo tan posible ahora como en 1994, así sea mediante esa sorpresa de descubrirse apreciando una canción anteriormente desplazada a lo menos interesante de algún disco.

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