"The hunter", Mastodon, 2011, Reprise/Roadrunner


Librarse de las necesidades programáticas y estructurales de un álbum conceptual acaso hizo más fácil para Mastodon dar rienda suelta a su vena más pop. El resultado, su quinto álbum de estudio, es un disco que sin llegar a apartarse de casi todo lo que esperan los fans de la banda (menos lo conceptual, es decir) ofrece un esquema más accesible y a su manera menos oscuro o retorcido.
Por otro lado, ni siquiera los estribillos más pop ("it's just the curl of the burl / that's just the way of the world") prescinden de ese concentrado de épica que hacía a "Leviathan" (2004) una de las obras maestras del metal sludge en su época (o, mejor, desde su época). Que esto opere a la par de un sonido más brillante y de un trajado minucioso de producción de las voces -que en Mastodon por momentos, al pasar de una canción cantada por Troy Sanders a otra cantada por Brent Hinds a otra cantada por Brann Dailor, sugiere una cosa metalísticamente beatle- en última instancia termina por aportarle otra capa de signficiado a un disco que incluye desde el metal más ágil y hardrockero en las estrofas de "Blasteroid" hasta un asalto más extremo en las otras secciones vocales de la misma canción (es dificil calificarlas de "estribillos", como si de alguna manera la pieza fuese algo así como el reverso del pop en términos de metal), o desde el cuasi doom de "Stargasm" hasta la intensidad dramática de "All the heavy lifting", uno de los mejores momentos del disco cuando suena su estribillo ("just close your eyes / and pretend that everything's fine").                                        
El hecho acaso de que esos mejores momentos tengan que ver o bien con estribillos o bien con estrofas intensas y ágiles o bien con melodías emotivas (como la de las estrofas de "The hunter", que también aporta al costado más doom del disco, o todo el sonido de "The sparrow", al cierre) hace que, en última instancia, el balance final sugiera una impronta más pop que la de cualquier otro disco de la banda (el sucesor, "Once more 'round the sun", de 2014 tampoco estaba presentado como un disco conceptual, pero ofrecía un costado un poco más áspero) y, por tanto, lo convierta en una más que adecuada puerta de entrada a la banda. Su disco más accesible, digamos.
Entre las zonas más extrañas del álbum, en cualquier caso, no cabe duda que resalta "The creature lives", con su extensa intro y la entrada del bajo que va preparando la melodía plácida pero extraña, al mejor estilo de Led Zeppelin en "Your time is gonna come" presentada junto a "Black mountain side" (en "Led Zeppelin", de 1969). La voz recuerda al Ozzy del primer disco solista y de cierto Sabbath, pero cuando se suman los coros estamos en un espacio completamente diferente y fascinante.
Otra de las buenas ideas del disco es que junto a la más extraña de sus piezas suene la más extrema en velocidad y agresividad, "Spectrelight", a la que se suma Scott Kelly, vocalista y guitarrista de Neurosis.
                                                     

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