"The pavilion of dreams", Harold Budd, 1978, Obscure Records
Fue
el último disco producido por Eno para su sello Obscure, fundamental
para el ambient, el minimalismo y la música experimental en la década de
1970. De sus cuatro pistas acaso la primera ("Bismillahi'Rrahman
'Rrahum") sea la más cinemática y ambiental (aunque Budd siempre rechazó
que la categoría "ambient" pudiera aplicarse a su obra),
con su saxofón enroscando frases por encima de un fondo mínimo; a la
vez, es el último tema ("Juno") el que, en el costado opuesto del
espacio mental del disco, reclama de manera más tradicional la atención
del oyente y construye una expresión más narrativa, emotiva o
emocionante.
La segunda composición ("two songs") parece simplificar -quizá demasiado- la propuesta de su predecesora y reemplaza el saxo con la voz humana (la mezzo-soprano Lynda Richardson cantando por encima del arpa de Maggie Thomas). A la vez, más sugerente, casi onírica, se aparece la tercera pieza ("madrigals of the rose garden"), cuyos fraseos de coro y sintetizador recuerdan a los tracks "2/1" e "1/2" de "Music for airports", lanzado un poco más tarde ese mismo año. De alguna manera, producir a Harold Budd ayudó a Eno a refinar su concepto de música ambient, y escuchar "The pavilion of dreams" en relación a "Music for airports" es una experiencia que enriquece a ambos discos y, por supuesto, a las colaboraciones de 1982 y 1984 entre Eno y Budd ("The plateaux of mirror" y "The pearl", respectivamente), dos verdaderas obras maestras que hacen aparecer a "The pavilion of dreams", con todo su interés, como una obra tentativa a cargo de un músico que todavía está buscando un canal de expresión. Otro elemento de interés de este disco es la participación de Gavin Bryars (en glockenspiel) y Michael Nyman (en marimba), dos artistas que ya habían hecho sus (impresionantes) aportes al sello Obscure ("The sinking of the Titanic" y "Decay music", respectivamente).
La segunda composición ("two songs") parece simplificar -quizá demasiado- la propuesta de su predecesora y reemplaza el saxo con la voz humana (la mezzo-soprano Lynda Richardson cantando por encima del arpa de Maggie Thomas). A la vez, más sugerente, casi onírica, se aparece la tercera pieza ("madrigals of the rose garden"), cuyos fraseos de coro y sintetizador recuerdan a los tracks "2/1" e "1/2" de "Music for airports", lanzado un poco más tarde ese mismo año. De alguna manera, producir a Harold Budd ayudó a Eno a refinar su concepto de música ambient, y escuchar "The pavilion of dreams" en relación a "Music for airports" es una experiencia que enriquece a ambos discos y, por supuesto, a las colaboraciones de 1982 y 1984 entre Eno y Budd ("The plateaux of mirror" y "The pearl", respectivamente), dos verdaderas obras maestras que hacen aparecer a "The pavilion of dreams", con todo su interés, como una obra tentativa a cargo de un músico que todavía está buscando un canal de expresión. Otro elemento de interés de este disco es la participación de Gavin Bryars (en glockenspiel) y Michael Nyman (en marimba), dos artistas que ya habían hecho sus (impresionantes) aportes al sello Obscure ("The sinking of the Titanic" y "Decay music", respectivamente).
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