"Decay music", Michael Nyman, 1976, Obscure


Si bien técnicamente no son del todo equivalentes, cabe equiparar la noción de "decay" (decaimiento) como es usada por Michael Nyman en su primer álbum de estudio (y sexto del sello Obscure Records) al tiempo que le lleva a una nota producida por un instrumento dado pasar de su intensidad o volumen máximos al mínimo. El piano, por ejemplo, cuenta con el pedal de resonancia, que permite a las cuerdas sonar libremente y además resonar por simpatía, aportando un gran número de armónicos -y por tanto su riqueza tímbrica- al sonido de la nota o notas pulsadas; esto, en el caso del piano, permite -además de un tiempo de decaimiento más largo- una enorme gama de recursos expresivos, que son fácilmente apreciables cuando se compara una grabación de una pieza del barroco -las Suites Francesas de Bach pongamos- tocada en clave con otra tocada en piano; por más que el intérprete se esfuerce por mantener ciertos criterios históricos a la hora de interpretar la composición, es inevitable que el tiempo de decaimiento de las notas del piano (y más si usa el pedal de resonancia) aporte sonoridades muy diferentes y significativas en sí mismas (de ahí que tantos puristas abominen de las interpretaciones de Bach en el piano).
En el caso del rock el ejemplo más célebre del decaimiento puesto al frente de la propuesta está en el acorde final de "A day in the life", al cierre de "Sgt.Pepper's lonely hearts club band" (1967), en el que el mismo acorde de Mi mayor suena en tres pianos y un armonio. La grabación implicó subir al máximo la ganancia de las grabadoras, de modo que hacia el final de los cuarenta segundos de decaimiento es posible escuchar el sonido de una silla y unos papeles en el estudio. Durante ese casi minuto el protagonismo no está en lo meramente musical sino, estrictamente, en el sonido, como si fuera el destilado perfecto de todo lo que habíamos escuchado anteriormente.
El recurso es llevado al paroxismo en "Decay music", en cuya primera composición (la cara A del vinilo original, titulada 1-100) escuchamos una serie de notas de piano espaciadas lo suficiente como para que entre ellas se teja ese espacio de decaimiento o textura de notas y armónicos residuales; así, el espacio bajo la música en "1-100" no es el silencio sino, en analogía con el "falso vacío" de la mecánica cuántica, un "falso silencio" resonante. Por supuesto que el soporte material y el hardware de reproducción son fundamentales aquí, ya que hay momentos en que el nivel mínimo inevitable de ruido (recordemos que esto fue grabado en cinta y en 1976, y que por mucho tiempo sólo se lo escuchaba en vinilo, con todo el ruido de superficie añadido por ese formato) es superior al del decaimiento más extremo de los acordes (por eso la mejor opción siempre será escuchar "Decay music" en CD o en FLAC, aunque por supuesto que la limitación fundamental está dada por el rango dinámico de la cinta en que fue grabada la pieza originalmente), pero en la mayor parte de los "huecos" -por llamarlos de alguna manera- entre las notas y acordes si subimos el volumen lo suficiente podremos oir siempre esa atmósfera rica y fantasmal (en la que juegan además recursos de armonía y de variedad de armónicos), donde no es dificil hallar una belleza estremecedora.
Además, la pieza está reproducida a la mitad de la velocidad con la que fue ejecutada (la edición de CD incluye "1-100" a "velocidad normal", y el efecto de su escucha es completamente diferente), con lo que las sonoridades se vuelven más densas y profundas.
La segunda pieza del álbum se titula "Bell set nº1", y ensaya la misma idea, un poco más acelerada y ya no desde un piano sino desde una serie de metalófonos, algunos de ellos con tiempos de decaimiento larguísimos y otros más explosivos y breves, pero a la vez más ricos en armónicos. Hay además un principio de composición similar al de "In C", de Terry Riley, y así cada músico debe reiterar todas las veces que quiera una figura rítmica, hasta decidir pasar a la siguiente entre las ofrecidas. En las indicaciones a los intérpretes Nyman estipulaba también que "Bell Set should be played mechanistically, without reference or attention to the other players parts, but retaining sensitivity to the sound and movement of the piece as a whole"  ("Bell set debe ser interpretado mecanísticamente, sin referencia o atención a lo tocado por los otros intérpretes, pero reteniendo una sensibilidad al sonido y al movimiento de la pieza como un todo"). El resultado, entonces, es el de una compleja textura de ritmos y sonidos, que van cubriendo al silencio con capas y más capas de teselaciones.

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