"The boats of the Glen Carrig", Ahab, 2015, Napalm Records


Hay que empezar por señalar que la perfección técnica en el cuarto disco de estudio de Ahab es sencillamente asombrosa. Basta con escuchar "The isle", la apertura del álbum, para maravillarse con las transiciones, completamente fluidas, entre ambientes líricos y hasta ligeros y segmentos característicos del género base (el funeral doom metal), con guitarras afinadas varios tonos por debajo del estándar que tocan riffs downtempo capaces de hacer temblar a Tony Iommi. Estos contrastes (que hace a la matriz generativa de casi la totalidad de las composiciones del álbum) de hecho impulsan el trabajo de Ahab hacia una suerte de metal más progresivo, gesto que la banda refuerza con propuestas conceptuales muy definidas. En el caso de "The boats of the Glen Carrig" el tema es la novela del mismo título, de William Hope Hogdson (el autor de la protolovecraftiana y fascinante "The house on the borderland"), relato de aventuras marinas con criaturas extrañas (no necesariamente sobrenaturales); de hecho, cada uno de los cuatro álbumes de estudio de la banda remite a un texto literario: además de la evidente referencia a Moby Dick (que es explorada más a fondo en "The call of the wretched sea", de 2006), el tercero de sus discos, "The giant" (2012), explora "La narración de Arthur Gordon Pym", de Poe, y el segundo, "The divinity of oceans" (2009) está inspirado en los viajes del barco ballenero Essex y en su naufragio.
Acaso "The light in the weed", el cierre del álbum, sea el cenit de "The boats of Glen Carrig"; el trabajo del vocalista Daniel Droste está entre lo más atendible de la composición, con su voz rica y rugosa, emocionante en su canto fúnebre o lamento.
´"The light in the weed", además, es llamativa por ser la única pieza del álbum que no incluye vocalizaciones guturales; del mismo modo, "Like red foam", otro de los momentos de relieve, llama la atención no sólo por su tempo (relativamente, en relación al género) rápido sino por la impresionante performance vocal del final, que desde la voz gutural entona una melodía sobrecogedora.
El recurso de alternar segmentos ligeros (con arreglos melodiosos en guitarras sin distorsión) con furia doommetalera atraviesa el álbum (y es especialmente fascinante en "The isle", "The thing that made search" y "To mourn Job"), pero hay canciones que se sostienen a un máximo de tensión y oscuridad sin hacer uso de ambientes más luminosos; en ellas -en particular en "The weedmen"; la otra sería la ya mencionada "The light in the weed")- el uso de sintetizadores acerca el sonido de la banda a estéticas propias del drone metal o incluso del dark ambient.
En cualquier caso, si bien hay segmentos que llaman especialmente la atención -el solo de guitarra en "Like red foam", hacia 3:40; el final de "The weedmen", el momento calmo de "The thing that made search" previo a la primera irrupción de la voz gutural y su interludio musical hacia 7:23- "The boats of the Glen Carrig" es un disco consistente y de un impresionante nivel promedio.

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