"The witch hunters", Shinjuku Thief, 1995, Dorobo
De alguna manera "The witch hunters" se plantea tanto dentro como fuera de lo que podríamos llamar la estética ambient; acaso la mejor manera de pensar en sus procedimientos implicaría señalar que Shinjuku Thief (nombre de uno de los proyectos musicales de Darrin Verhagen) "usa" elementos del género ambient y los vincula a otras sensibilidades y estéticas musicales. Por ejemplo: buena parte de las composiciones del álbum notoriamente hacen uso de loops (de cuerdas en "Prelude - In the wake of Walpurga's ashes", "Shadow path" y "Blue flame", de guitarra acústica en "A black furrow", de frases orquestales pregrabadas e imbuidas en ruido de superficie -como si se tratara de un viejo disco de vinilo- en "Cobwebs and vinegar", "Smoke and ice" y "The witch hunter", severamente tratados y ensordinados en "A swim at night" y "Maria's shirt" y "Four embers weeks of ecstatic sleep" y, finalmente, percusivos en "Beserkir"), pero al superponer a estas secuencias melodías instrumentales (por ejemplo el violín en "A black furrow" o "Maria's shirt") aparece una sensación de progreso, de que la composición "va a alguna parte" o acaso incluso cuenta una historia. En ese sentido, el disco se aleja dramáticamente del molde ambient de música recurrente que no termina de reclamar la atención; así, la composición más agresiva del álbum, "Beserkir", está a años luz -en cuanto a urgencia y dramatismo- de "Music for airports" o el dark ambient de Lustmord.
Esto no quiere decir que el álbum no contenga segmentos propiamente ambient: buena parte de "The second dream" (la primera mitad) y toda "A swin at night" funcionan a la perfección en esa estética.
Lo narrativo y lo cinemático aparecen de manera muy notoria en composiciones como "A black furrow" (el final incluso incluye cantos y voces humanas, que aportan a la posibildad de una suerte de concepto narrativo vinculado a las persecuciones de brujas), el expresivo "preludio" (que incorpora además del loop de cuerdas ya mencionado un creciente deterioro del sonido, que termina por configurarse en un nuevo loop, en este caso de sonidos de superficie de discos de vinilo o de mala conexión de audio) y los cambios de tono e instrumentación en "The witch hunter", que también hace un uso importante de las capas de ruido de superficie.
Acaso pueda señalarse que las composiciones de este cuarto disco de estudio de Shinjuku Thief no solo "usan" la estética ambient sino que proponen la coexistencia de diversos ambientes a lo largo de una única composición o sección: en esa deriva o yuxtaposición de ambientes (y texturas y sonoridades e incluso tonalidades) parece configurarse el elemento narrativo, la historia contada sin palabras, por decirlo así. La ya mencionada "Beserkir", por ejemplo, que comienza atronadoramente, se disuelve en un ambiente asordinado y difuso a partir de los 2:26, ofreciendo de paso el mayor contraste del álbum.
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