"Apollo: atmospheres and soundtracks", Brian Eno (con Roger Eno y Daniel Lanois), 1983, EG
Si bien algunos de sus sonidos y texturas recuerdan al cuarto álbum de la serie "Ambient" ("On land", de 1982), "Apollo: Atmospheres and sountracks" parece funcionar de una manera muy diferente, acaso porque sus piezas breves son más diferenciables o individuales, porque no son pocas las composiciones que se demarcan muy notoriamente del resto, o porque si lo pensamos en tanto dos mitades o secciones la diferencia entre ambas es acusadísima.
Es posible pensar, en todo caso, que entre "Under stars", la apertura del álbum, y su segunda parte opera algo así como una gran sección que coincide con casi todo el lado A del vinilo; más allá de la recurrencia temática entre las ya mencionadas, el ambiente básico y los recursos de producción (los instrumentos grabados con poco ataque, luego reproducidos al revés y cargados de reverb para generar una sensación de fluidez) van conectando las piezas de esta sección, y aparece en "Matta" el momento más oscuro e inquietante del álbum, a la vez que en "An ending (ascent)" una contrapartida etérea y luminosa, que parece presagiar algunas de las texturas que aparecerán pasada esta secuencia de composiciones. Quedan también las más minimalistas "The secret place" (ante todo una reverberación ambiental en la que se suceden pulsos graves y breves notas más agudas, envueltas en ecos y reverberación) y "Signals", a más breve de este grupo de piezas.
El vinilo original ofrecía "Drift" al final del lado A, y cabe pensarla pensarla como la bisagra o el puente entre lo ofrecido en esa sección del álbum y lo que ocupa el lado B; si bien la atmósfera sutil, delicada y a la vez opresiva y misteriosa se reitera, el sonido del sintetizador (un Yamaha DX7), más cálido, parece señalar un camino diferente, una salida si se quiere. Y eso llegará en la cara B, quizá la menos interesante, en tanto incluye piezas que se apartan notoriamente de una estética ambient y apelan a formas de expresividad musical más cercanas al lugar común. Así, las guitarras de "Silver morning" y -especialmente- los arreglos slide de "Weightless" (a cargo de Daniel Lanois) parecen operar desde un lugar estético y conceptual completamente diferente. Es cierto que para el contexto original de estas composiciones -un documental no narra tivo sobre la NASA y su Proyecto Apolo- lo que aportan estas piezas es sugestivo, pero el álbum escuchado libre de ese uso específico se resiente un poco en tanto unidad conceptual -al menos comparado con otros trabajos ambient de Eno, o incluso con su contemporáneo "Music for films", pese a la belleza indudable de buena parte de lo ofrecido en el lado B, en particular "Deep blue day", que sería usada de manera excelente por Danny Boyle en "Trainspotting".
En última instancia, si prescindimos de la lógica binaria del vinilo y elegimos al CD -que es, además, en su remasterización de 2009 el que ofrece el mejor sonido, incluso con resonancias y tonos graves ausentes de las ediciones anteriores-, podemos pensar en tres secciones demarcadas por composiciones de transición: la primera hasta "Under Stars II", la segunda hasta "Weightless" y la tercera compuesta por la sobrecogedora "Always returning" y por "Stars", la más extensa del álbum, que retoma elementos de "Under stars" y termina por ofrecernos lo que habríamos -o al menos yo lo habría hecho- preferido para el álbum completo: una pieza larga e inquietante con sonoridades etereas que fluctuan entre lo luminoso y lo siniestro. O, en última instancia, el álbum tal y como es extiende los límites de la música ambient hacia otras formas de expresividad o incluso impresionismo, y seguramente ahí esté su valor específico en el contexto de la obra de su autor.
Es posible pensar, en todo caso, que entre "Under stars", la apertura del álbum, y su segunda parte opera algo así como una gran sección que coincide con casi todo el lado A del vinilo; más allá de la recurrencia temática entre las ya mencionadas, el ambiente básico y los recursos de producción (los instrumentos grabados con poco ataque, luego reproducidos al revés y cargados de reverb para generar una sensación de fluidez) van conectando las piezas de esta sección, y aparece en "Matta" el momento más oscuro e inquietante del álbum, a la vez que en "An ending (ascent)" una contrapartida etérea y luminosa, que parece presagiar algunas de las texturas que aparecerán pasada esta secuencia de composiciones. Quedan también las más minimalistas "The secret place" (ante todo una reverberación ambiental en la que se suceden pulsos graves y breves notas más agudas, envueltas en ecos y reverberación) y "Signals", a más breve de este grupo de piezas.
El vinilo original ofrecía "Drift" al final del lado A, y cabe pensarla pensarla como la bisagra o el puente entre lo ofrecido en esa sección del álbum y lo que ocupa el lado B; si bien la atmósfera sutil, delicada y a la vez opresiva y misteriosa se reitera, el sonido del sintetizador (un Yamaha DX7), más cálido, parece señalar un camino diferente, una salida si se quiere. Y eso llegará en la cara B, quizá la menos interesante, en tanto incluye piezas que se apartan notoriamente de una estética ambient y apelan a formas de expresividad musical más cercanas al lugar común. Así, las guitarras de "Silver morning" y -especialmente- los arreglos slide de "Weightless" (a cargo de Daniel Lanois) parecen operar desde un lugar estético y conceptual completamente diferente. Es cierto que para el contexto original de estas composiciones -un documental no narra tivo sobre la NASA y su Proyecto Apolo- lo que aportan estas piezas es sugestivo, pero el álbum escuchado libre de ese uso específico se resiente un poco en tanto unidad conceptual -al menos comparado con otros trabajos ambient de Eno, o incluso con su contemporáneo "Music for films", pese a la belleza indudable de buena parte de lo ofrecido en el lado B, en particular "Deep blue day", que sería usada de manera excelente por Danny Boyle en "Trainspotting".
En última instancia, si prescindimos de la lógica binaria del vinilo y elegimos al CD -que es, además, en su remasterización de 2009 el que ofrece el mejor sonido, incluso con resonancias y tonos graves ausentes de las ediciones anteriores-, podemos pensar en tres secciones demarcadas por composiciones de transición: la primera hasta "Under Stars II", la segunda hasta "Weightless" y la tercera compuesta por la sobrecogedora "Always returning" y por "Stars", la más extensa del álbum, que retoma elementos de "Under stars" y termina por ofrecernos lo que habríamos -o al menos yo lo habría hecho- preferido para el álbum completo: una pieza larga e inquietante con sonoridades etereas que fluctuan entre lo luminoso y lo siniestro. O, en última instancia, el álbum tal y como es extiende los límites de la música ambient hacia otras formas de expresividad o incluso impresionismo, y seguramente ahí esté su valor específico en el contexto de la obra de su autor.
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