"Conciertos de Brandeburgo", J.S Bach, 1721 (2013), Harmonia Mundi, versión de Freiburger Barockorchester

En 2013 la orquesta alemana Freiburger Barockorchester -que había contribuido al sello Harmonia Mundi sus bellísimas versiones de las sinfonías 38-41 de Mozart, dirigidos por Rene Jacobs- grabó los seis "conciertos para varios instrumentos" (a.k.a. los "conciertos brandeburgueses") de J.S.Bach. Cada nueva versión de esta obra maestra de la música occidental -e indudablemente una de las piezas orquestales clave del barroco- parece verse en la dificil posición de tener que ofrecer algo nuevo, sea un timbre novedoso desde alguno de los instrumentos (como pasa con las grabaciones de las orquestas que emplean instrumentos de época) o alguna audacia de tempo o instrumentación (como por ejemplo no doblar los instrumentos y dejar apenas el número mencionado en la partitura); la versión de la Freiburger Barockorchester, en ese sentido, propone tempos especialmente veloces en algunos momentos (el allegro del tercer concierto, el cuarto movimiento del primero, al que, de paso, le omiten las reiteraciones del minueto) y una opción moderadamente ágil, nunca lenta, para  todo lo demás.
Pero lo más significativo de la versión es su afinación, la bajísima opción de altura -392 hz- para el La inmediatamente más alto que el Do central del piano; es sabido que en epocas de Bach la afinación no había sido estandarizada y, más o menos, cada región tenía la suya; las orquestas que atienden a lo histórico suelen entonces elegir para ciertas piezas del repertorio barroco un "pitch" o "altura" de 415, que equivale a un semitono más grave al estándar en un temperamiento igual (de manera que el La de esa afinación suena al Sol de la estandar o "concert pitch", en la que el La se hace equivaler a un sonido cuya frecuencia es de 440hz).
392hz, entonces, se acerca a un tono completo por debajo, y por eso los brandeburgueses en la versión de la Freiburger Barockorchester suenan notoriamente más graves. No se trata, conviene aclarar, de que haya operado una transposición desde las tonalidades originales (Fa mayor para el primero y el segundo, Sol mayor para el tercero y el cuarto, Re mayor para el quinto y Si bemol mayor para el sexto), pero sí que al modificar tan significativamente la frecuencia asociada a cada nota (de paso: la frecuencia, un hecho físico exactamente mensurable, es sólo un elemento más en la percepción de la altura de un sonido, en la que intervienen factores psicológicos además) el efecto se parece al de efectivamente transponer las piezas (de modo que el primer concierto, en esta versión, parece sonar cerca de la tonalidad de mi bemol mayor en una afinación estándar, y así sucesivamente). Pero las sensaciones ofrecidas no se agotan en hacer sonar más graves los instrumentos: la tensión -menos fuerte- de las cuerdas, por ejemplo, genera sonoridades y texturas muy diferentes, y en general las piezas suenan más rotundas, menos brillantes y más austeras. Este tipo de afinación, en general, suele favorecer la ejecución en tempos más lentos, pero la decisión de la Freiburger Barockorchester fue -al contrario, por ejemplo, que lo que pasa en la versión de Dunedin Consort, también para Harmonia Mundi, que emplea la misma afinación- ofrecer, como ya dije, algunas secciones en tempos ágiles, algunos incluso bastante rápidos. El resultado se acerca a un redescubrimiento de los conciertos y, sin duda, ofrece texturas "nuevas" para estas piezas tan asentadas en la memoria de los melómanos.
Lamentablemente el librillo del CD no abunda en información (no se detallan los instrumentos empleados ni se habla de la afinación elegida, por ejemplo), pero, más allá de esto, la versión es excelente y está sin duda entre las más recomendables de estos conciertos.

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