"Neu!", Neu!, 1972, Brain
¿Se puede eludir al álbum de Neu! de 1972 en una lista de discos debut tremendamente influyentes? Por supuesto que no. Incluso bastaría con hacer sonar "Hallogallo", la primera y más larga de las piezas del disco, con su beat motorik incansable y su apuesta máxima al ritmo y la textura, en oposición a otros valores musicales consagrados por el contexto de la época. Música dance antes de que la electrónica emergiera como un género, música capaz de desplazar al oyente hasta un estado (ligeramente, pero eso depende de cada uno) alterado de consciencia, la gran inauguración de la discografía de Neu! (junto a Can y Kraftwerk sin duda las más influyentes no sólo del krautrock sino de Alemania en general) parece hacer belleza del tiempo, éxtasis de la mera sucesión. Después Neu! refinaría la propuesta -especialmente en su tercer álbum de estudio-, pero en "Hallogallo" está todo lo que da de sí el motorik de Klaus Dinger y el minimalismo de guitarra, sintetizador y bajo de Michael Rother. Es ambient a pesar (o mejor dicho a causa de) su batería marcadísima, y después de que abstraemos el avance implacable y gozoso de su tiempo, la textura creada por los distintos instrumentos (la guitarra que marca un único acorde, los sintetizadores que se mecen en el fondo, la guitarra con wah-wah que decora el ritmo de Dinger) parece expandirse hasta equivaler al universo entero. Un universo, por supuesto, el contenido en esta pieza de música inigualable.
Lo que sigue en "Neu!" es también fascinante, si bien no tan inmaculadamente brillante en su foco y su logro. Así, el lado A incluye "Sonderangebot", puro dark ambient y noise desprovistos del beat marcado de "Hallogallo", como si el sueño del motorik engendrara monstruos. Es de alguna manera el complemento perfecto para la pieza que lo precede, su antítesis, y será con el cierre del lado, "Weissensee", donde Dinger retoma la batería en un tempo marcadamente más lento, donde la matriz de "Hallogallo" se revela como sumamente fértil: esta tercera piza del disco, si bien se sirve de exactamente el mismo lenguaje que la primera, convence de que puede decir otras cosas, mostrar otros paisajes, convertirse en otro universo.
Un proceso similar -de movimiento entre el motorik más claro y el dark ambient- opera en el lado B, ocupado por una única pieza ("Jahresüberblick") dividida en tres secciones: la primera, "Im Glück" parece regresar a "Sonderangebot" con el añadido de voces humanas extremadamente filtradas y sepultadas en la mezcla, para lograr un efecto de alguna manera equiparable a las inquietantes texturas visuales de Elias Merhige; "Negativland", la segunda parte, arranca con noise industrial (muy en la línea que después exploraría más a fondo Einstürzende Neubauten) y aloja de pronto un motorik más esquemático y brutal, en el que el bajo de tres notas reiteradas durante casi toda la pieza adquiere una cualidad amenazante entre olas y olas de ruido; hacia el final (8:10 aprox) la batería acelera en un motorik más claro, y el bajo se reduce a un pulso estricto de una nota. La cualidad ominosa de las primeras partes encuentra una mutación interesantísima en la última, "Lieber Honig", mucho más despojada y mínima, que regresa -llevada de la mano por amorfas vocalizaciones- hacia su final al paisaje sonoro líquido y sombrío de los primeros momentos de "Im Glück", cargados ahora de un eco que parece disolver el álbum completo.
Es cierto que el motorik de "Hallogallo" y su minimalismo instrumental dijo en su momento todo lo que brillaría desde Neu! en el futuro, pero en las exploraciones dark ambient e industriales de las otras cinco partes del álbum -en las que ese pulso motorik juega a alejarse y acercarse, como si fuera un núcleo que da luz y calor- la propuesta alcanza todavía más niveles de interés y fascinación.
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