"The incarnation of the solar architects", Inade, 2009, LOKI50
Hipótesis 1: toda la música ambient puede
clasificarse en dos grupos, el ambient generativo (es decir el que se desprende
todo o casi todo de un proceso iniciado por el autor y que no es activamente
controlado o afectado por este) y el ambient expresivo (es decir aquel donde
cada sonido que escuchamos, o al menos la gran mayoría, está dispuesto en su
lugar por el autor, que sigue un propósito específico, consciente o
inconsciente). Ejemplos: de ambient expresivo, "On land",
"Selected ambient works vol. 2", el lado B de "Low"; de
ambient generativo: "The disintegration loops", "Discreet
music", "What".
Hipótesis 2: toda la música dark ambient, o
al menos la gran mayoría de la música clasificable como dark ambient,
necesariamente, debe pertenecer al subgrupo expresivo de la música ambient.
¿Por qué? Si pensamos en el dark ambient
como pensamos en el género literario o cinematográfico o historietístico del
horror (es decir aquellas obras de ficción que se proponen como capaces de
mover a su usuario hacia una emoción específica, el miedo), puede resultar
necesario que opere un control, por decirlo de alguna manera, por parte del
artista. Es decir: la expresión de un estado mental o emocional inquietante,
opresivo, oscuro, tenebroso u ominoso puede parecer ligada -desde la
perspectiva de una intencionalidad genérica: hacer, es decir, dark ambient como
quien se propone escribir un policial negro o un space opera- necesariamente a
lo expresivo. Pero, por supuesto, siempre cabe la posibilidad de diseñar un
proceso y, ante su resultado, constatar que "suena a" dark ambient.
Si pensamos más bien en el contexto de
reparar en la presencia o ausencia de ciertas pautas sonoras (o a cierto modo
de leerlas, de relacionarlas en tanto
elementos en la textura) podríamos llevar la cuestión más que una opción
digamos lógica a una suerte de atención al escrutinio de un corpus de obras
dadas como "dark ambient". En ese sentido, no abundan las obras dark
ambient que estén presentadas como generativas (al menos no que yo conozca,
claro), y sí aquellas en las que abundan elementos fácilmente pensables como de
corte expresivo por su ímpetu mimético y su construcción de significado pensada
en función a su lugar en una secuencia o relato. Así, "The incarnation of
the solar architects", del proyecto alemán Inade, con sus múltiples
niveles de textura, parece funcionar perfectamente en tanto una composición
expresiva. Incluso las piezas más basadas en loops ("Aion Teleos",
notoriamente) ofrecen elementos de corte narrativo o de una lógica lineal (en
el sentido de que cabe pensarlos como momento de una secuencia), como ser
efectos de viento, voces humanas, sonidos miméticos de maquinarias o percusiones
que remiten a esa suerte de categoría más o menos difusa de lo
"tribal". La percusión, de hecho, es especialmente importante en el
contexto de este álbum a la hora de construir atmósferas, y en ese sentido una
de las piezas más logradas es "Abandoned inferno", que ofrece un
sonido industrial matizado aquí y allá por momentos en que la percusión se
desvanece y adquieren un nuevo relieve los susurros y los colchones de
sintetizador en las frecuencias más bajas.
No se trata, de todas formas, de piezas especialmente
narrativas, si bien todas incorporan alguna forma de progresión o variación
dentro de sus límites. En ese sentido, la que construye más marcadamente la
idea de un descenso o viaje por un espacio tenebroso es "A lefthanded
sign", con sus voces ritualísticas y sus pulsos profundos cargados de
reverberación. La atmósfera evocada es, por supuesto, la de una ceremonia donde
se procede a entonar una serie de encantamientos (hay hasta una lógica de
pregunta-respuesta desde la voz principal hasta una secundaria que funciona a
modo de eco) y el fondo ambiental parece ir volviéndose más y más protagonista
a medida que nos acercamos al final.
Otro de los momentos más intensamente
ominosos es "Altar to the unknown", que ofrece los consabidos efectos
de viento por debajo de una serie de notas muy texturadas de sintetizador, a la
vez que suena, en el fondo más remoto pero acercándose gradualmente, una suerte
de reverberación de voces humanas, como una suerte de coro. Esto es reiterado
-y con mayor claridad aún- en "The tellurian vortex", otro buen
ejemplo en el contexto del álbum de progresión cuasinarrativa por irrupciones o
cambios repentinos en la textura, y en "The veil of eternal unity".
"The world behind the world"
ofrece una suerte de síntesis de todos los procedimientos del álbum: la
percusión aparece pasado el primer cuarto de la pieza, suenan aquí y allá voces
(casi siempre incomprensibles), aparecen esos coros inquietantes de fondo
remoto y es esbozada una melodía mínima con notas de sintetizador que se mueven
en las frecuencias bajas a medias, muy destacadas en la mezcla. Algo similar -a
lo que se suman sonidos más agudos que recuerdan a cornos- opera en otra de las
mejores composiciones del disco, "From the angle of aleph" (un título
que parece reclamar la fusión de temas borgesianos y lovecraftianos, como en
"El inmortal" o "There are more things"; o, mejor dicho,
que regresa a Borges a una matriz lovecraftiana).
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