"The deluge", William Basinski, 2015, 2062 records
¿Qué se hace con un loop? Buena parte de la obra de William Basinski notoriamente intenta responder a esta pregunta a modo de mostración de las posibilidades implícitas, y "The deluge" (al que hay que escuchar, de todas formas, junto al otro álbum que publicó su autor ese mismo año, "Cascade") puede ser descrito, rápidamente, en esos términos. Quizá la más fácil de percibir sea la pieza central, "The deluge (the denouement)", que hace uso de diversos procedimientos de manejo de loops. Al comienzo hay una secuencia claramente erosionada -al modo de los tramos finales de su obra maestra, "The disintegration loops"- que en su juego carcomido de fondo y figura apenas deja adivinar algo más que una incidencia rítmica de acordes de piano muy muteados por la ecualización, que se dejan oir sobre un fondo espacioso en el que poco a poco -la pieza es breve- van apareciendo texturas extrañas, que evocan acaso la superficie de un océano extraterrestre a la "Solaris", si uno quiere entrar en ese plan-; pero hacia 1:35 entra otro loop, este armado a partir de la grabación de una orquesta -puede oirse el ruido de superficie de un disco de pasta para connotar antiguedad, a la manera de las texturas que emplea The Caretaker- y a su vez entregado a un proceso -porque hay repetición, pero también hay cambio, o, en todo caso, se difuminan notoriamente las fronteras entre la repetición y el cambio, entre el cambio como forma de repetición y la repetición como forma de cambio: ambient neo-eno- de gradual fade out en el que unos acordes siniestros de sintetizador empiezan a desplazarse hacia el primer plano, hasta que toda la pieza (sus tres momentos, es decir) se disuelve en el silencio. ¿Qué se hace con los loops, entonces? Se los coloca contra un proceso: si en "The disintegration loops" ese proceso era la decadencia natural de una cinta forzada al paso y repaso por la cabeza reproductora de un aparato, en "The deluge (the denouement)" lo que marca una dirección del tiempo -un eje de lo horizontal que hilvana la recurrencia del loop: una disposición más amplia de un tiempo compartimentado, es decir: un tiempo segmentado- es la aparición y desaparición de nuevas texturas en apariencia libres de toda relación significativa.
El disco abre y cierra con dos piezas similares, "The deluge" la primera y "Cascade" la última; ambas están armadas con loops de piano de diferente longitud que entran y salen de sincronía y proponen ciclos grandísimos de retorno de lo mismo. El procedimiento -es decir qué hacer con los loops- es el mismo que el del ur-texto del ambient, o sea "Music for airports", pero si en la pieza de Eno los loops duraban alrededor de 12 minutos, en la de Basinski se trata de segundos y centésimas, de modo que el patrón es considerablemente más complejo y dificil de captar; está, de hecho, al borde de lo que el oído parece movido a descartar como ruido caótico, aunque la escucha atenta permite reconocer pautas de articulación sobre esos loops mínimos, convenientemente tramados de un lado al otro del estéreo y severamente ecualizados. Pero sobre esta pauta de sincronización/desincronización opera otro proceso, este más a largo plazo (la pieza dura 20 minutos) y consistente en también la aparición de capas de sintetizador que ahogan los tejidos de los loops y los empujan hacia atrás en la mezcla, hasta el punto que hacia el último cuarto de la composición los polimetros convocados por la sincronía/desincronía ya no se perciben más que como una marea difusa de sonido: El propio procedimiento originador de la pieza es anulado por la pieza misma, que consiste en su propia destrucción paulatina.
La tercera pieza ("Cascade") consiste en una reinstalación de la primera, sólo que la desintegración nunca llega a operar del todo y los patrones evanescentes armados por los loops -y los arpegios que emergen del procedimiento en su sincronía y desincronía- quedan de alguna manera más expuestos; en esta pieza o momento de las piezas en cuestión las frecuencias graves están casi ausentes, salvo alguna nota aquí y allá -que sigue su propio patrón de reiteración loopeada- que no llega a ofrecer un verdadero fondo: el resultado es el de una capa intrincada que parece suspendida sobre un abismo sin fondo; sin duda el impacto emocional tanto de "Cascade" como de "The deluge" están profundamente basados en esa sensación.
El disco abre y cierra con dos piezas similares, "The deluge" la primera y "Cascade" la última; ambas están armadas con loops de piano de diferente longitud que entran y salen de sincronía y proponen ciclos grandísimos de retorno de lo mismo. El procedimiento -es decir qué hacer con los loops- es el mismo que el del ur-texto del ambient, o sea "Music for airports", pero si en la pieza de Eno los loops duraban alrededor de 12 minutos, en la de Basinski se trata de segundos y centésimas, de modo que el patrón es considerablemente más complejo y dificil de captar; está, de hecho, al borde de lo que el oído parece movido a descartar como ruido caótico, aunque la escucha atenta permite reconocer pautas de articulación sobre esos loops mínimos, convenientemente tramados de un lado al otro del estéreo y severamente ecualizados. Pero sobre esta pauta de sincronización/desincronización opera otro proceso, este más a largo plazo (la pieza dura 20 minutos) y consistente en también la aparición de capas de sintetizador que ahogan los tejidos de los loops y los empujan hacia atrás en la mezcla, hasta el punto que hacia el último cuarto de la composición los polimetros convocados por la sincronía/desincronía ya no se perciben más que como una marea difusa de sonido: El propio procedimiento originador de la pieza es anulado por la pieza misma, que consiste en su propia destrucción paulatina.
La tercera pieza ("Cascade") consiste en una reinstalación de la primera, sólo que la desintegración nunca llega a operar del todo y los patrones evanescentes armados por los loops -y los arpegios que emergen del procedimiento en su sincronía y desincronía- quedan de alguna manera más expuestos; en esta pieza o momento de las piezas en cuestión las frecuencias graves están casi ausentes, salvo alguna nota aquí y allá -que sigue su propio patrón de reiteración loopeada- que no llega a ofrecer un verdadero fondo: el resultado es el de una capa intrincada que parece suspendida sobre un abismo sin fondo; sin duda el impacto emocional tanto de "Cascade" como de "The deluge" están profundamente basados en esa sensación.
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