"Phaedra", Tangerine Dream, 1974, Virgin
En 1974 Kraftwerk grabó
"Autobahn", un viaje sonoro por una autopista alemana construido con
sintetizadores, flautas, guitarras, bajos y voces trabajadas con todo tipo de
efectos; ese mismo año, Tangerine Dream (en su formación clásica de
Froese-Franke-Baumann) lanzaría su quinto álbum de estudio bajo la forma de
otro tipo de viaje, y la ciencia ficción es el esquema perceptual que más
parece adecuarse a lo propuesto por los sintetizadores VCS3 y Moog, además del
equipo de mellotron, guitarra, piano eléctrico y órgano, en tanto en los 16
minutos de la pieza que le da nombre al disco el oyente es conducido, mediante
una serie de arpegios secuenciados que hacen las veces de bajo, a través de un
paisaje extensísimo que evoca eventos estelares, colisiones de galaxias,
órbitas en torno a agujeros negros supermasivos y todo tipo de parafernalia
espacial cuyo referente visual inmediato es la secuencia de la stargate en
"2001: a space odyssey". Es dificil evocar la noción de música
ambient para referirse al title track de "Phaedra", pero también es
cierto que una de los requerimientos fijados por Brian Eno al género pasaba por
la capacidad de esta música de "pintar" emocional y mentalmente el
espacio en el que se instalan los sonidos, y no cabe duda que esa suerte de
mutación opera en "Phaedra" desde los primeros segundos, tanto como
resulta ineludible la sensación de movimiento, de traslación; quizá no se siente
como un "descenso" -no hay, es decir, una narrativa específica, un
centro y una irradiación- pero sí que cabe imaginar un recorrido, una serie de
maravillas que se suceden por su simple secuencia en un espacio determinado,
del que "Phaedra" nos ofrece su dimensión lineal. O, si se buscara
una suerte de estructura a la pieza, podría pensarse que un lugar de alguna
manera privilegiado sería el ocupado por la cancelación de las secuencias hacia
10:30, cuando sentimos que hemos sido arrojados a un espacio con una fase
diferente del vacío: quizá hemos salido de la galaxia o terminado de atravesar
una nebulosa; pronto nos sentimos observados, nos sentimos incómodos, como si
atravesáramos territorios peligrosos (en "Autobah" hay un efecto
similar en la secuencia que remeda el pasaje por un tunel); pero si algo no
construye esta segunda mitad de la pieza es una sensación de estatismo: por el
contrario, pronto entendemos que el viaje sigue, pero que su modo, su manera de
darse, que ha prescindido en su reconstrucción sonora de los bajos
secuenciados, parece evocar un escenario completamente distinto. Es, de paso,
la sección más emotiva de la pieza: puede llegar a ser tan inquietante como
conmovedora, tan terrorífica como sublime.
Las composiciones de la cara B no evocan
ese desplazamiento por un universo imaginario, sino que instalan ambientes y
texturas todavía menos narrativos. "Mysterious semblance at the strand of
nightmares", con sus olas de sintetizador y sus efectos de faseo, pensada
desde lo convocado por "Phaedra", evoca momentos de estasis en un
viaje intergaláctico (con un posible despertar hacia 22:15), mientras que
"Movements of a visionary", que retoma los arpegios secuenciados,
resulta más fantasmal e insondable. Las tres piezas parecen demandar una
"interpretación", en tanto se vuelve de alguna manera necesario un
discurso que verbalice la sugerencia de espacios y mundos imaginarios;
"Sequent C", en cambio, además de ser atípicamente breve en el
contexto del álbum (2:17), opera en parámetros de una musicalidad más
convencional, un juego, es decir, de armonia y melodía que -sin desplazar de la
atención a lo tímbrico y las texturas de flauta con delay- se instala en el
primer plano de la imagen convocada.
No hace falta señalar la importancia de
"Phaedra" para la historia de la música electrónica y ambient, ni
tampoco su lugar privilegiado en la extensísima discografía de Tangerine Dream;
su potencia creadora de imágenes y su densidad de sugerencia, en cualquier
caso, coloca al álbum sin duda entre los logros artísticos más importantes de
la música en la segunda mitad del siglo XX.
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