"These foolish things", Bryan Ferry, 1973, Island


A diferencia de David Bowie, Bryan Ferry siempre valoró el estilo personal. Bowie, es decir, hizo más bien lo contrario: en su matriz de cambios y de exploraciones el concepto de estilo queda arrinconado en lo inevitable, aquello que es repetido incluso inadvertidamente por debajo del flujo de las mutaciones: las limitaciones donde las haya, lo que puede verse y lo que permanece invisible; así, "Pin Ups" trata más de la relación entre dos épocas y su paisaje sonoro (los setentas del glam contra los sesentas británicos mod), mientras que "These foolish things", publicado unos días antes, es un disco ante todo sobre Ferry, sobre su estilo, sobre sus gustos, sobre su voz y su vibrato.
La impostura y la artificialidad del glam son un elemento ineludible; ya desde la primera pista -el cover de "A hard rain's a-gonna fall" está claro que los puristas harían mejor en ponerse a escuchar cosas más honestas y sentidas (a Springsteen, supongo), por no añadir "respetuosas", ya que no hay en "These foolish things" intención alguna de determinar qué es lo esencial de tal o cual canción y después replicarlo, sino que más bien se trató de hacer todo lo necesario para reformar esa composición de manera que mejor se adecuara al estilo de Ferry; es cierto que en esa fidelidad al estilo personal -algo de lo que, insisto, prescindió Bowie, acaso con más claridad conceptual- hay una forma de apelar a lo honesto, o al menos a cierta individualidad marcada y reconocible ("denle una máscara y les dirá la verdad"; trivialmente, acá los covers son la máscara y la verdad el estilo de Ferry), pero por encima de ese nivel todo suena a pose, a artificio, a maquillaje (menos la aparentemente poco adornada portada, en la que Ferry aparece sin maquillaje ostentoso y vestido apenas con una remera azul). Curiosamente, para tratarse de un disco contemporáneo a la mejor época de Roxy Music (Eno recién había abandonado la banda, poco después de la aparición de "For your pleasure"), no hay mucho de vanguardia sonora (en el sentido que garantizaba el trabajo de Eno en la banda) en el disco de covers, sino más bien una producción sofisticada (que contrasta más ante la posible "simplicidad" de algunas de las versiones originales), elegante y cuidada, especialmente notoria, por ejemplo, en "Sympathy for the devil" (que tiene un momento maravilloso hacia hacia 4:15, en pleno solo de guitarra).
La selección es básicamente estadounidense y cubre las décadas de 1950 y 1960; la presencia inglesa se reduce a The Beatles (con "You won't see me") y a The Rolling Stones (la ya mencionada "Sympathy for the devil"), lo que también marca un contraste interesante con "Pin ups", como si operara una construcción diferente de los sesentas -algo relativo a los recuerdos personales para Bowie y una afirmación más meramente filológica por parte de Ferry.

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