"Yoshimi battles the pink robots", The Flaming Lips, 2002, Warner Bros
Seguramente en pocos lugares suena tan bien la peculiar mezcla de psicodelía, electrónica e indie como en el décimo álbum de The Flaming Lips, y quizá funcione especialmente este disco como una suerte de elemento destacado de la discografía que lo incluye gracias a las indudables bondades pop de buena parte de sus canciones. Es, después de todo, uno de los álbumes más brillantes de los dosmiles, y basta con escuchar su última pieza ("Approaching Pavonis Moons by baloon (Utopia Planitia)") después de la primera parte del title-track para apreciar el alcance instrumental y textural de "Yoshimi battles the pink robots pt.1" -las acústicas al comienzo y sus glitches, las voces de fondo, la percusión electrónica, los espacios que quedan súbitamente habilitados por nuevas guitarras que aparecen en la mezcla, la belleza maravillosamente simple de la melodía- y la majestuosidad pop del instrumental que cierra al álbum, tan melódico como cualquiera de las canciones del disco y a la vez completamente atmosférico. Es decir: uno de los grandes logros de "Yoshimi..." es la felicísima conjunción entre ambas posibilidades compositivas y sonoras, y en mayor o menor medida todas sus piezas lo demuestran. Así, uno de los puntos altos -con su comienzo en plan concierto- es "In the morning of the magicians", ofrece un trabajo sobrecogedor sobre la voz principal (de cuidada resonancia y ecualización), y "Ego tripping at the gates of hell" logra una atmósfera contenida y plácida, casi beatlesca desde los arreglos que suenan detrás en la mezcla.
A lo largo del disco la variedad de sonidos es asombrosa, tanto como la riqueza de arreglos, desde los detalles más mínimos hasta los fraseos más extensos que aparecen inesperadamente por todas partes. Pero por encima de todo esto "Yoshimi..." parece brillar ante todo con su ligereza divertida, la belleza de su música y la emotividad y dulzura de sus melodías.
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